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Una sana costumbre

Cuántos se habrán mordido una vez más la lengua con el gol de Xavi que sentenció la revancha con Valencia.

Cuántos seguirán hablando de doping, de UEFA, de árbitros, de penales no sancionados, de conspiraciones y tantas otras cosas.

La única verdad es la realidad. Una nueva final, otra más en una era galáctica que ya tiene 13 títulos sobre 16 posibles, en poco más de tres años y medio.

Un equipo que se reinventa permanentemente, que quiere más, que va por más llega a su tercera final de Copa del Rey en 4 años, y ha ganado dos, de las tres disputadas.

Escuchar a Guardiola cuando declara es entender una parte de este éxito inconmensurable llamado Barcelona. Potencia a sus jugadores dentro y fuera del terreno, los hace gigantes, únicos; les transmite ese hambre de gloria de la "primera vez", que no es la primera, y que ya son muchas, pero que pareciera nunca alcanzarles. Deja frases al estilo: "Las finales no se han de ganar, se han de jugar. Y para ganarlas hay que jugarlas bien".

Para Mourinho, esta Copa no era importante porque ya se había ganado el año anterior; para otros, fue un dolor muy grande haber perdido la final pasada. Guardiola podría pensar, ya jugamos 11 finales en cuatro años, ¿hace falta una más? Parece que sí, y va a jugar la duodécima.

Cuesta creer y entender que todavía haya gente que cuestione a este Barcelona de Guardiola, que se ha convertido en el mejor equipo de la historia, por lo menos para quien escribe.

No faltan los que piensan que este Barca tiene apenas tres años y medio, y no saben que es el equipo más ganador de España de los últimos 20 años (29 títulos sobre 20 del Real Madrid). Lo he dicho en más de una oportunidad, algún día este reinado acabará y habrá un nuevo monarca. Pero no tengamos la mala costumbre de muchos y ser asesinos de ciclos deportivos.

Nos encanta decir: este equipo es una moda que se acaba, que ya no es lo que era, que no tiene la frescura de otros tiempos. Entendamos que no sería anormal perder un partido, una copa o una liga, lo anormal es lo que viene haciendo este Barcelona desde casi cuatro años y que se ha convertido, en una sana costumbre.

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Todo lo puede

Ya lo dijo hace cientos de años, el gran filósofo griego Aristóteles: "La excelencia no es una acción, es un hábito".

Más allá de esta frase, que aplica perfectamente al Barcelona; no siempre se puede brillar, no siempre se puede jugar diez puntos, no siempre se puede ser perfecto.

Este clásico en el Bernabéu era "especial" para los dos. El Real Madrid llegaba líder (tres puntos por encima del Barça con un partido menos), como hacía mucho tiempo no ocurría antes de enfrentarse a su eterno rival. Tenía la chance histórica de ratificar el gran momento que vivía en esta temporada; y, para muchos, consiguiendo una victoria, de "sentenciar" la Liga con más de 70 puntos en disputa.

Del otro lado, este Barça lleno de gloria, pasando un momento "especial" fuera de casa, consiguiendo apenas 9 puntos sobre 18. Tal vez, sin la fluidez en su juego, de otros tiempos no tan lejanos, pero si convencido, del camino a seguir.

Lo había dicho Guardiola hace unos días atrás, después de la derrota frente a Getafe: "Recortar seis puntos al Madrid no es el reto más grande que he tenido". Desde 2008 hasta estos días, el Barcelona, cosechó 12 títulos de 15 en disputa. Asombra, envidia, asusta y por sobre todo, genera y merece respeto.

Llegó el 10-D como muchos apodaron. Llegó la hora del partido. Madrid en vilo, Catalunya expectante, y 500 millones de personas alrededor del mundo, pendientes de un nuevo duelo.

Como si todo esto fuese poco, (los títulos y remontar esta diferencia con el Real Madrid) parecía que el Barcelona "necesitaba" algo más, una prueba más para demostrar que estaba más vivo que nunca, un nuevo reto por superar, buscando acallar voces que hablaban de un Barça acabado y desgastado, cumpliendo las últimas horas de un ciclo terminado.

Sonó el silbato de Fernández Borbalan, y la pelota comenzó a rodar. Mientras el mundo se acomodaba, llegó el error de Valdés, la salida tardía de Piqué y el gol de Benzemá. A los 22 segundos de partido, el Real Madrid ganaba 1-0. Soñado e inimaginable arranque para los de Mourinho. Ni el más optimista de los "merengues", auguraba este inicio.

Cualquier equipo en el mundo en circunstancias similares, es decir, 80 mil almas en contra, en el mítico Santiago Bernabéu, con un 1-0 antes del minuto de partido, con CR7 enfrente, con un equipo que te "mata" de contra y además, llamado Real Madrid, se hubiese ido goleado, apabullado y humillado. Cualquiera se hubiese ido así, menos el Barcelona. Un equipo que nunca se entrega, que jamás renuncia a su "estilo", que busca superarse permanentemente, un equipo que mantiene el fuego sagrado y sigue con hambre de gloria.

Pareció no afectarle demasiado el gol tempranero del Madrid, tomó las riendas del partido y fue en busca del empate. A veces lo hizo bien y otras no tanto, pero siempre tomando el protagonismo, tratando de llevarse por delante a los de Mourinho.

Llegó el empate después de una gran acción de Messi y una mejor definición del chileno Alexis Sánchez, así se fue el primer tiempo. Pero antes, debió amonestar a Coentrao, a Pepe y expulsar por doble amonestación a Messi (aunque no debió recibir la primera amarilla, si hubiese sacado tarjeta al primer central del Madrid).

En el segundo tiempo, sucedió lo que todos imaginábamos. Nadie puede hacerte sentir inferior sin tu consentimiento. Y el Real Madrid le cedió pelota y terreno al Barça con el riesgo que esto implica. Apareció Iniesta, el "cerebro mágico", haciéndonos creer que cualquiera puede jugar bien al fútbol, pero solo él, puede hacerlo tan bien.

Llegó el gol de "carambola", remate de Xavi, desvío en Marcelo, palo y adentro. Barça estaba arriba 2 a 1. Lo había dado vuelta, dando una muestra más de carácter, rindiendo un nuevo examen, superando un nuevo "reto".

Daba la sensación de partido liquidado, Mourinho no acertó ni en los once titulares, ni en los cambios. Empezaba el partido que más le gusta al Barcelona, el de la desesperación del rival, el de la posesión de balón, el del control absoluto. Los jugadores del Real Madrid no podían levantar las piernas, no asimilaban el golpe del segundo gol y llegó el tercero. Centro perfecto de Dani Alves, aparición de Cesc por detrás de todos para meter el cabezazo y poner le partido 3 a 1.

A partir de ahí, era saber si los de Guardiola aumentarían la ventaja. Cristiano Ronaldo fue otra vez un "fantasma" en el clásico. Tuvo dos chances y no concretó. Su gente se lo hizo saber con algún grito de disconformidad. Messi, a pesar de no haber marcado, "ganó" otra vez ese duelo de cracks, liderando la remontada azulgrana.

Llegó el pitazo final y una nueva victoria del Barcelona. Será por un lado una noche soñada para Guardiola y compañía; por otro, una eterna pesadilla difícil de superar.

Unos, se encuentran sumergidos en un mar de dudas, buscando explicaciones a lo sucedido, tratando de entender que ha pasado. Otros, están instalados en Japón en busca de un nuevo objetivo, el Mundial de Clubes.

Para algunos será "suerte", como alguna vez lo fue la "UEFA" o los "árbitros". Para otros una sana costumbre.

Ya lo dijo Aristóteles hace cientos de años: "La excelencia no es una acción, es un hábito". ¿Habrá sabido entonces, de la existencia de este Barcelona?

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Memoria

Historia sobra, condimentos abundan. Se viene un nuevo capítulo entre los dos equipos más poderosos del mundo. Se viene un nuevo Real Madrid-Barcelona.

Las estadísticas cuentan, que las segundas temporadas de Mourinho son las mejores. Y si a los números nos remitimos, dan miedo. El Madrid marcha líder y a paso firme. Destroza a todos los rivales que se le ponen en el camino, lleva 13 victorias consecutivas y Cristiano Ronaldo ha marcado 20 goles en los últimos 19 partidos.

Por otro lado, el Barcelona ha cosechado algunos números a los que no nos tenía acostumbrados. Fuera del Camp Nou, sumó 9 de 18 puntos y el rendimiento colectivo e individual en algún punto ha decaído.

A raíz de todo esto, las interrogantes surgen inevitablemente: ¿la Liga está terminada? ¿el Barcelona ya no es el mismo? Algunas de estas inquietudes afloran por convicción, muchas por necesidad y otras por deseo.

Inmediatamente se me viene a la cabeza, que en estos últimos tres años el Barcelona: ha ganado 12 de los 15 títulos en disputa; tiene al mejor jugador del mundo; y, si se quiere, a tres de los cinco mejores futbolistas del planeta. También que con Guardiola dirigiendo, nunca este equipo había estado seis puntos por debajo del Real Madrid. Tal vez, un nuevo desafío para este equipo que ha sorteado como dijo su técnico: “retos más difíciles que este”.

No debe olvidarse que este mismo equipo, la temporada pasada, perdió en el Camp Nou 0-2 con el Hércules (hoy descendido). Llovían las críticas y las frases tal cual se leen y se escuchan hoy. "Ese" Barcelona, terminó campeón de la Liga y de la Champions.

Perder con el Getafe el último domingo, no estaba en los cálculos de nadie y sin dudas, ha sido un tropiezo, pero no más que eso. También alguna vez perdió en semifinales de Champions con el Inter de Mourinho, y a pesar de eso, se levantó y siguió llenando la vitrina de trofeos. Es un equipo que ha obtenido resultados descomunales, que goza tanto de un talento individual como colectivo inigualable, así como también de un técnico que busca perfeccionarse permanentemente.

Aún quedan más de 70 puntos en juego, y si se quiere ir mucho más allá, todavía depende del Barcelona, porque ganando los dos duelos con el Madrid, seria campeón. Hay que tener memoria y respetar lo que estos jugadores han logrado.

Hay que ver cómo le sienta al Madrid, esto de ser líder y soportar al "mounstruo" detrás, durante cinco meses. No hay que apurarse, no hay que hacer las cuentas antes de tiempo. La liga se gana en mayo y no en diciembre.

Es imprescindible entender, que este Barcelona pase lo que pase de ahora en más, ya es para quien escribe y para muchísimos otros, el mejor equipo que jamás se haya visto. Hoy lo sigue siendo, hasta que "alguien" demuestre lo contrario.

Algún día, va a dejar de ganar todo, algún día habrá otro equipo que haga historia. Por ahora, disfruto de este equipo inigualable, de estos jugadores brillantes que hacen de lo complejo, algo sencillo. Comparto con mis hijos los goles de Messi, los pases de Xavi, la sapiencia de Iniesta, la categoría de Fábregas, la sabiduría de Guardiola y todo lo que aporta el resto.

El Madrid disfruta de este presente, pero los números solo sirven para decorar las estadísticas. El Barça tiene la gloria y nadie se la puede quitar.

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Mourinho: El daño que dejó

Discutir el éxito de Mourinho sería algo necio. Poner en tela de juicio su capacidad, sería poco menos que irrespetuoso. Los números de Mourinho hablan por sí solos, pero igualmente vale la pena ponerlos otra vez en escena. Ha conseguido 16 títulos nacionales en sus pasos por Porto, Chelsea, Inter y Real Madrid. También ganó tres títulos internacionales (1 vieja Copa UEFA y 2 Champions League) y como galardón individual, ha sido elegido más de 10 veces como el mejor técnico del año, además de ser FIFA balón de oro al mejor DT de la temporada 2010.

A partir de ahí, podremos discutir su estilo, maneras, formas de conducir y por sobre todas las cosas, su comportamiento dentro y fuera del terreno de juego.

Después de aquel "milagroso" título de Champions League, que conquistó con un equipo de tercer nivel en Europa, como lo fue el Porto del año 2004, pasando por sus innumerables logros con el Chelsea en el ámbito local, con posterior desembarco en Italia para seguir con la hegemonía del Inter en territorio propio y llevarlo a levantar otra vez, después de varias décadas la orejona (con el agregado de haber eliminado al Barcelona en semis y no permitirle llegar al Santiago Bernabéu a jugar la final) todo indicaba que el nuevo destino, sería el Real Madrid, y así fue.

Florentino Pérez, comenzó allá por abril de 2010 a idear su nuevo "proyecto" con el portugués a la cabeza. Pellegrini no le encontraba la vuelta al equipo y el conjunto de la Casa Blanca se quedaba otra vez sin Liga, sin Champions y sin Copa del Rey (incluyendo aquel inolvidable "Alcorconazo").
El 28 de mayo de 2010 se hizo oficial el fichaje de José Mourinho por cuatro temporadas, el monto de la operación varía según las fuentes, unas dicen que fueron 8 millones de euros y 16 millones según otras. La presentación se realizó el 31 de mayo.

El Madrid, mantenía una base importante de jugadores. Casillas venía de ser campeón del mundo con España junto a Ramos, Xabi Alonso, Arbeloa y Albiol. También continuaban Cristiano, Higuaín, Kaká, Benzemá y "el gran Pepe". Pero como si esto fuese poco, El Míster entre otras cosas pediría (deseo concedido) a: Carvalho (viejo conocido de él), Di María (figura del Benfica), Özil (revelación alemana en el mundial), Khedira (estandarte teutón en Sudáfrica) y a mitad de temporada llegaría el togolés Adebayor (fino y algo "frío" delantero del City).

Con este inmediato pasado, sediento de títulos y con este presente urgido de gloria, el Real Madrid comenzaba una temporada llena de esperanza y de sueños basados en su inmensa historia, en un plantel rico en calidad y cantidad y fundamentalmente, en un DT conocedor como pocos de lo que significa, el éxito.

Desde adentro de la Casa Blanca, donde todo era ilusión y alegría, había una pregunta dando vueltas: ¿Será capaz Mourinho de acabar con la hegemonía del Barsa?

Imagino, que desde aquel momento en el que pensaron en Mou, no cabía otra respuesta que un rotundo SÍ. Gran error. Lo peor que le pude ocurrir a una persona en cualquier orden de la vida o a un club en este caso, es creer que lo que uno pueda construir, es a partir de lo que hace el otro, mirarse en un espejo que no refleja la realidad.

La política del Real Madrid, no tiene nada que ver hoy con la del Barcelona. Nadie puede convertirse de la noche a la mañana en el mejor equipo de la historia. Lleva tiempo, trabajo, dedicación, paciencia y fundamentalmente, tener claro cual es el proyecto y el objetivo.

La temporada, no arrancó como todos esperaban, un 0-0 en La Liga ante el Mallorca y tres jornadas después otro empate 0-0, esta vez ante el Levante. En aquella oportunidad se le preguntó a Mourinho por esta situación a lo que respondió: "Algún día un pobre rival pagará por las ocasiones que fallamos. El resultado será una goleada". Dicho y hecho. El siguiente partido sería goleada 6-1 ante el Deportivo de La Coruña, luego un 4-1 ante el Málaga y otro 6-1 contra Racing de Santander. Todo era felicidad y muchos ya daban como "campeón" al Madrid.

Más allá de estas contundentes goleadas, y por momentos pasajes de buen fútbol, Mourinho todavía no le encontraba la vuelta a su equipo. Sufría altibajos y caía siempre en la absurda comparación con su "enemigo": el equipo de Guardiola.

El Real Madrid marchaba a paso firme en La Liga, crecía en la Champions League, avanzaba en la Copa del Rey y llevaba 19 partidos invictos en la temporada. Pero llegó aquel 29 de Noviembre, inolvidable para todos y fatídico para algunos, donde el Barcelona llegó (como alguna vez alguien dijo) "al infinito y más allá", dándole un baile gigante como su propia historia (5-0), rozando la perfección y provocando un antes y un después en el Real Madrid y sobre todo en la carrera como DT de Mourinho.

Ya todo lo que brillaba no era oro, Mourinho ya no era "tan bueno", Valdano se enfrentaba con el portugués, las dudas aumentaban y la Liga parecía sentenciada con tanto por jugar todavía.

En medio de todo esto, el Madrid superaría después de 7 años de sufrimiento, los octavos de final del torneo continental. Tenía en su poder el boleto a Valencia para jugar la final de la Copa del Rey, ni más ni menos que frente al Barcelona y luego de más de nueve años, Mourinho volvía a perder un partido en condición de local, frente al Sporting de Gijón por 0-1, mostrando que también era humano.

El destino, pondría al Barcelona cuatro veces más en el camino de Mourinho. El primero sería el partido de Liga, donde terminaría 1-1 y dejaría al Real Madrid (solo con chances matemáticas, no reales de ser campeón). Cuatro días mas tarde, llegaría la final de la Copa del Rey, trofeo que iría a parar a las vitrinas del equipo de la capital española, tras imponerse 1-0 con gol de CR7 cortando una racha negativa de 18 años sin alzar este trofeo.
Y como si esto fuese poco, llegarían 180 minutos vibrantes para saber quien de los dos, jugaría la final de la Champions en el mítico estadio de Wembley.
Muchos destacaron aquella vez (me incluyo), la estrategia utilizada por Mourinho en la semifinal que el Inter le ganó la Barcelona. Muchos la discutieron, aduciendo que defendió todo el partido de vuelta, casi sin patear al arco. Pero nobleza obliga y hay que recordar, que en el partido de ida jugado en Italia, el Inter había ganado 3-1, haciendo un partido impecable.

Ahora bien, nada tuvo que ver aquella estrategia utilizada, con el papelón que hizo el Real Madrid en el Santiago Bernabéu. No supo defender, no quiso atacar, no supo contrarrestar la tenencia de balón del Barcelona, dejó en el banco a Kaká, Benzemá, Higuaín y Adebayor y terminó perdiendo 0-2. Volvió a ponerse el traje de víctima y cayó una vez más en el llanto interminable, en ese "pobre" personaje de los últimos tiempos que se "devoró" a la persona.

Jamás encontró un error propio, nunca mostró autocrítica, la culpa siempre fue de terceros, era el hombre más "perseguido" en el mundo, había un complot contra él y mostró lo peor que puede dejar evidenciado cualquier ser humano: la miseria.

Con la revancha todavía por jugarse y con una misión difícil, pero no imposible...dejaba declaraciones poco felices: "Sí, ya estamos eliminados (…) Algunas veces me da un poco de asco vivir en este mundo". Pero habría más apuntados y más lágrimas derramadas: "Hoy ha quedado demostrado que ante el Barcelona no tienes ninguna posibilidad. Porque la UEFA no deja a ninguno de los otros equipos jugar contra ellos. No entiendo el porqué. No sé si es la publicidad a UNICEF, no sé si es porque son muy simpáticos...". Y para culminar, añadió: "Guardiola es un fantástico entrenador, pero ganó una Champions que a mí me daría vergüenza tener".

No tengo dudas, ya lo expresé en alguna oportunidad, que nada de lo que dice o hace Mourinho es porque sí, todo tiene un propósito, un objetivo. Una vez más, logró desviar la atención para otro lado, esconder las miserias futbolísticas que mostró su equipo, los planteos equivocados o sus falencias (que tiene, más allá de todo lo ganado) y que no se hable de que un equipo como el Real Madrid con todas las figuras que tiene, haya ido derrotado al Camp Nou antes de jugar.

El magnetismo que tiene para sus "súbditos" (llámense jugadores, cuerpo técnico, dirigentes, prensa e hinchas) es asombroso. Parecen adoctrinados, salidos de una secta. Siempre es más fácil echar culpas a otros, que buscar errores propios. Seguramente podremos coincidir o no, sobre expulsiones, jugadas anuladas, goles invalidados y demás, pero quedarse en eso, es chato, es mediocre...es querer tapar el sol con una mano.

En el anecdotario y en la estadística quedará que la revancha de Champions fue empate 1-1. Que a mi criterio, el Madrid ganó el título en disputa menos importante de los tres. Entiendo que viene Champions, Liga y Copa del Rey en ese orden, pero también, que hoy por hoy, es el único con un trofeo seguro en sus manos.

Mourinho dejó plasmado una vez más, que él está por encima de todo y de todos. Primero viene él y después él. Es cierto que dejó títulos por donde pasó (como si esto fuese poco), pero no mucho más que eso. No hay proyectos a largo plazo, no ha sembrado nada, los "canteranos" casi no juegan en sus equipos, la filosofía parece ser: el éxito es hoy, y ya.

Tal vez haya encontrado a su "alma gemela" en este Madrid y su política parecida en estos tiempos. Imagino por estas horas a una Casa Blanca que "no está en orden", convulsionada, llena de dudas y con un daño grande. Mourinho, con sus formas y dichos ha puesto en peligro los valores del club.
Creo que en su cabeza, un año atrás imaginó otra película, la del "superhéroe" que terminaría con la "Hegemonía Barcelona", convirtiendo al Real Madrid en el centro del universo.

No supo construir a partir de su capacidad, de su experiencia. Se sintió inferior, algo que desconocía y no supo asimilar. No pudo con él mismo por primera vez... y la realidad, una vez más, superó a la ficción.

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El gigante despertó

No existen en el mundo adjetivos que no se hayan mencionado alguna vez. Habría que volver a escribir un diccionario con expresiones nuevas. Cualquier cosa, que hoy podamos decir de este Barcelona, es poco.

El equipo de Guardiola demostró una vez más el inmenso poderío que tiene de mitad de cancha hacia adelante, y también algunas flaquezas que tendrá que corregir en el fondo.

Tuvo enfrente a un Panathinaikos tibio, más que tibio congelado, sin proponer nada desde que saltó al terreno de juego, a pesar de haberse encontrado con un milagroso gol y estar arriba en el marcador 0-1.

En la previa, repasando los jugadores que tenía el equipo griego (Cissé, Govou, Gilberto Silva, Leto y otros) uno imaginaba un equipo combativo, luchador, de buen juego capaz de dañar a un Barcelona que venía golpeado del fin de semana, tras su derrota sorpresiva en casa a manos del Hércules por 2 goles. Pero nada de esto ocurrió, los griegos asistieron como muchos otros que llegaron al Camp Nou, a una fiesta como invitados VIP.

Alguno podrá decir, como alguna vez yo mismo lo hice: “no jugó contra nadie”, pero vale destacar, que es el campeón del futbol helénico, que tiene jugadores de selección que estuvieron en la última copa del mundo y que a veces cuando no jugas contra “nadie” no podes hacer lo que hizo hoy el Barça.

Durante el fin de semana, recibió innumerables críticas sobre el fin de su hegemonía, que ya no era el mismo, que fue una vergüenza su derrota y cientos de cosas más, motivadas en su mayoría por la victoria del Madrid apenas 1-0 frente al Osasuna.

Pudo ser una goleada histórica, que de no ser por la gran actuación de Tzorvas, el arquero griego y la “displicencia” de algunos en la definición, seguramente hubiesen superado la decena de goles.

Da placer ver jugar a este equipo, es casi perfecto. No deja de asombrar la movilidad, la tenencia del balón, el pase en el momento justo y fundamentalmente admirar a sus intérpretes. Hoy, hubo concierto por la noche con los “Cuatro Fantásticos” Xavi, Iniesta, Messi y Villa con el resto de la banda de sonido.

El gigante estaba dormido, el fin de semana “alguien” lo molestó, hoy se despertó y ya saben lo que pasó.

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Dinero 1 - Real Madrid 0

Es de público conocimiento que el fútbol es un negocio, no es una noticia de último momento. Son millones y millones de dólares que se mueven en todo el mundo, alrededor de la pelota. Transferencias, publicidad, giras, marketing y premios, son algunos de los iconos de este "monstruo" que mueve tanto dinero.

No quiero pecar ni de nostálgico, ni de romántico, pero hace muchísimos años, mucho antes de que se transformara en lo que es hoy, al fútbol se jugaba por amor a la camiseta. Sin duda el crecimiento, el profesionalismo y todo lo que lo rodea, hizo que esa realidad se fuese modificando y cada uno de los que amamos este deporte se fuera acomodando a lo que le toca.

Alguien, alguna vez me dijo que los buenos negocios son tales, cuando la inversión que se realiza te deja una ganancia en el corto o largo plazo, o si esa inversión, te genera nuevos negocios.

El Real Madrid en estos últimos tiempos tuvo en su plantel profesional a seis jugadores holandeses, que compró a cada uno en su momento por un total de 123 millones de euros. Hoy, después de aquella inversión, ya no le queda ni un solo "tulipán" (el último, se fue cedido al Hércules, Drenthe y también sin pena, ni gloria se alejaron Robben, Sneijder, Van Nistelrooy, Hunteelar y Van der Vaart) y los vendió por 63 millones de euros.
No siempre a quien se compra por 10, después se puede vender por 20.

Difícilmente, Cristiano Ronaldo y Kaká puedan ser vendidos por mucho más del valor por el que fueron adquiridos, salvo una temporada inolvidable de ellos y de su equipo. Pero también, hay que ser justos y decir que será dinero bien gastado si colabora con la obtención de títulos. Y a esto es a lo que apunto.

Muchos podrán decir que esa diferencia de 60 millones de euros que hay entre la compra-venta de los holandeses, ya fue recuperada por el Real Madrid con otras cuestiones. Es cierto, aunque una cosa no quita la otra. Habrán ganado muchísimo dinero en giras por Asia, por Estados Unidos, con la venta de camisetas de CR7 o cualquier otra cosa relacionada con el marketing. Pero no debemos olvidar que más allá del negocio, que tal vez sea lo más importante para el presidente Florentino Pérez, esto es fútbol, y al hincha del Real Madrid o al de cualquier equipo en el mundo, lo único que le importa es que su equipo gane y precisamente el equipo "merengue", hace rato que no conoce el sabor de la victoria. No gana la Liga desde la temporada 2007-2008, la Champions League desde la 2001-2002 y la Copa del Rey desde hace 17 años.

Además de las "responsabilidades" que le caben al Madrid, también se debe destacar que para males mayores, su enemigo acérrimo, el Barcelona, hoy por hoy es el mejor del mundo, gana "casi" todo lo que juega y como si esto fuese poco, viven comparándose con ellos, aun cuando hoy están unos cuantos escalones por encima.

Para los que sólo aducen que esto es un negocio, les digo que en parte tienen razón, pero que no tengan dudas, que ganar títulos trae tanto o más dinero que vender miles de camisetas, y por sobre todas las cosas te posiciona deportivamente en un lugar inmejorable, revalorizando a tu plantel y a tus futuras giras por el mundo.

Ojalá, por el bien de la Liga Española, del fútbol en general y el de sus hinchas, el Real Madrid pueda volver a ser el de siempre: no el que vende tantas camisetas, sino el que gana tantos títulos.

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"Ida y vuelta 6"

Enrique Macaya Márquez es un periodista deportivo nacido en Buenos Aires el 20 de Noviembre de 1934. A los 8 años repartía diarios y a los 15 era cadete en Radio El Mundo, donde llegó a ser gerente comercial. Desde 1958 ha viajado a todos los mundiales, por lo que la FIFA le hizo un reconocimiento especial.


Al hablar sobre periodismo, afirma ser autodidacta, si bien admite “les he robado un poquito a cada uno de los grandes valores, pero la última opinión siempre la conformé yo”.


En 1966 pasó a la televisión y realizó trasmisiones desde el vestuario en el Mundial de Inglaterra para el Canal 7, donde trabajó por más de 20 años. Posteriormente condujo Fútbol de Primera para el Canal 13 hasta finales del año 2009.


A continuación los invito a compartir el testimonio de uno de los periodistas más prestigiosos de América y de una excelente persona.


1. Un lugar en el mundo: El cielo y la tierra, pero arriba de ambos.


2. El dinero: Zanahoria que tienen algunos y que persiguen muchos.


3. La familia: Un microtodo.


4. La prostitución: Un mal negocio.


5. El sida: Un castigo de corto plazo.


6. La política: Un camino que usan y destrozan los políticos.


7. El fútbol: Una pasión cultural.


8. Una película: Casablanca.


9. Un actor/actriz: Charles Chaplin.


10. El mejor jugador que haya visto: Alfredo Di Stéfano.


11. Un miedo: Muchos miedos.


12. Un hecho histórico: El 20-11-34.


13. El mejor y el peor Mundial: México 1986... Suecia 1958.


14. ¿Con cuál famoso te sentarías a tomar un café?: Con Dios, si Dios quiere.


15. Julio Grondona: Inteligente, dictador democrático.


16. Diego Maradona: Un mago con el conejo un poco cansado.


17. La guerra: Los intereses sobre los intereses y contra los intereses.


18. La droga: Un castigo de largo plazo.


19. Un sueño: Que E.M.M. sea una buena persona.


20. ¿Quién es Enrique Macaya Márquez?: Alguien que sigue soñando con ser una buena persona.

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